lunes, 22 de agosto de 2011

Factores emocionales en la dermatitis atópica

Los trastornos y secuelas físicas que la dermatitis atópica deja en las personas que la padecen son fácilmente valorables, sin embargo cuesta mucho más hacer o diagnosticar los factores emocionales y psicológicos que afectan a estos pacientes, en especial a los niños.

Una de las consecuencias de la dermatitis atópica en la generación de discriminación en los entornos donde las personas realizan sus actividades regulares tales como pueden ser el entorno laboral o escolar.

Los síntomas visibles de la enfermedad provocan intimidación y burlas por parte de los demás (miradas despectivas, comentarios, etc...), llegando hasta el punto de provocar un rechazo directo por la errónea creencia de que la enfermedad es contagiosa. También la enfermedad ha provocado en estas personas rechazos a la hora de incorporarse al trabajo o escuela.

Este tipo de conductas provocan que algunos enfermos de dermatitis atópica tienda a mantener conductas de aislamiento social y un impacto negativo sobre las relaciones por miedo al rechazo por su aspecto físico. Existe una preocupación por parte de estos a la exposición pública durante el brote.

Estas situaciones generan una carga emocional difícil de reconoce y cuantificar pero que revierte en  muchas ocasiones en crisis depresivas frecuentes, falta de autoestima, situaciones de rabia, angustia y frustración.

También los familiares de estas personas sufre una importante carga psicológica ya que ven sufrir a las personas más queridas y se sienten impotentes ante los brotes recurrentes.

Un gran porcentaje de pacientes afirman que es necesaria una mayor concienciación por parte de los médicos de estos factores a la hora de tratar la enfermedad.

Para limitar estos efectos emocionales negativos los pacientes deben contar con un tratamiento eficaz que les permita mantener un control prolongado de la enfermedad para la mejora de su calidad de vida.

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