Las vacaciones de agosto están llegando a su fin y la mayoría de nosotros regresa a la rutina del trabajo esperando un cambio de estación casi inminente que nos traerán los meses de septiembre y octubre. Con ellos llegará el frío y las calefacciones. Si a ello unimos el trato que el sol y el agua de playas y piscinas ha dado a nuestra piel tendremos una mezcla que hará sufrir bastante nuestra piel.
Ante ello hay que ir preparando la piel para evitar males mayores. La primera recomendación es hidratar la piel, tanto por dentro, bebiendo abundantes líquidos, como por fuera con hidratantes tópicos, (emolientes, cremas, bálsamos, lociones...).
A la hora de la ducha o el baño, la tendencia natural es a incrementar la temperatura, algo que debemos evitar limitándonos a utilizar agua tibia. El agua demasiado caliente elimina el manto ácido que protege la piel e incrementa su sequedad.
A estos consejos podemos añadir otros que ayudan a mejorar el estado general de nuestra piel, como por ejemplo dejar de fumar, evitar el sol prolongado y mantener una dieta equilibrada y rica en frutas y verduras, alimentos con grandes dosis de antioxidantes.
Ante los primeros síntomas de las enfermedades de la piel que suelen reaparecer en otoño tales como la dermatitis atópica, la psoriaris, la dermatitis seborreica o el acné se debe acudir al dermatólogo para que el nos de las pautas de tratamiento a seguir.
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